En el corazón de las moscas

Querido Fredrik:

¡Qué oscuro don maneja tu destino! La belleza cae sobre ti como una maldición. Tu aspecto físico te inunda y te anula. Para el espectador no hay sitio para otra cosa que no sea tu belleza. A nadie le interesa cómo es realmente Fredrik. Sólo quieren hacer de ti algo suyo. Les da igual lo que pienses o digas. Tu aspirante a propietario hará cualquier cosa para borrar de su posesión de lujo cualquier interioridad que no sea acorde con su ideal irreal. Todos, hipnotizados por tu belleza, están ciegos a lo que Fredrik ES. Tu aspirante a propietario te matará antes que asimilar que hay algo tuyo que le disguste. “Friedrik es guapísimo, perfecto, y será mío cueste lo que cueste, incluso a pesar suyo y no le abandonaré aunque sea el mayor estúpido del mundo, aunque su alma me haga vomitar”. Así, querido Fredrik, estarás condenado para siempre a no tener pareja, a pasar de mano en mano de gentuza que no está enamorada de ti, sino de tu belleza. Condenado para siempre a no conocer a ese uno entre un millón, a ese príncipe que esta ciego a tu belleza ,deslumbrado por tu interior. A ese que es capaz de ver tu tesoro oculto, ese tesoro que sólo es visible en la oscuridad de un físico mediocre. A ese ser que esta hecho para ti pero al que jamás conocerás porque está oculto más allá de las moscas.

Querido Fredrik, bébete las lágrimas, tal vez en su amargura se ahogue para siempre tu belleza.

Pero os aviso, moscas, guardaos de la venganza de la miel:(“A un panal de rica miel cien mil moscas acudieron y presas sus patas en él, allí murieron”)

Y así tú, querido Fredrik, vivirás para siempre dentro de miles de diminutos corazones muertos.

Sólo le pido a mi buena suerte que no te cruces en mi camino para no ser parte de tu condena negra y zumbona.

Ahora, Fredrik te tengo que dejar. Estoy muy ocupado. Tengo que repetir cien veces ante tu imagen: “Soy mosca y no príncipe”. No vaya a ser que alguien nos presente. Si ese día llega pondré toda mi voluntad en volar lejos de ti. Pero permíteme que me aleje, al menos, con la vista puesta en ti.

La mitad de mí

Mírame bien, porque lo que ves durará un suspiro.

Mírame bien, porque lo que ves es mentira. Mis ojos han de tragárselos la tierra. Mis labios se tornarán negros antes de desaparecer. Mi piel se extingue por momentos. La calavera que hay detrás es eternamente más real.

La mitad de mi vida ya no existe. Niñez, adolescencia, mis veinte años son ahora un sueño, recuerdos que como fantasmas a veces surgen del borde de una vieja fotografía.

Tantas horas de gimnasio, cientos de cremas hidratantes, todo es inútil. Vanitas, vanitatis, todo es vanidad. Me creo que estoy hecho de trascendencia cuando en realidad me desvanezco en el aire como un jirón de nube.

Mírame bien porque estoy en plena exhalación. El momento de la inspiración ya terminó.

Mírame bien porque me voy.

Adión queridos suspiros, hasta mañana.

Petirrojo

En este invierno de fuertes heladas, un petirrojo eligió nuestra terraza para protegerse del frío. Todos las tardes a las siete, puntual como un reloj, el pájaro llegaba venciendo su miedo a los malos humanos que tan calentitos viven. Todas las noches se acurrucaba sobre la lámpara de la terraza a salvo de la negra escarcha. Nos encantaba que el petirrojo hubiese elegido nuestra protección y ni siquiera nos atrevíamos a salir a sacudir las migas del mantel tras la cena, no fuera que el pájaro volara hacia una muerte helada.

La primavera llegó y un buen día el petirrojo no acudió a su refugio en nuestra casa. No ha vuelto nunca más. Ahora me lo imagino durmiendo bajo las frescas hojas de un sauce. El petirrojo me recuerda a todos aquellos que vivieron a mi lado y que un buen día, eligieron marcharse. Me sorprende a mí mismo que este pensamiento no me ponga triste. No puedo ser tan egoísta como para añorar a alguien que ahora vive feliz. Soy lo suficientemente humilde para comprender que no soy el Paraíso Eterno. Aunque a veces lo parezca.

Mi Príncipe Alberto

El Príncipe Alberto reina en el diminuto Estado de "Mi Vida".
El Príncipe Alberto La Fuente inagotable de Amor para este sumidero sin fondo que es mi corazón.
¡Viva el Príncipe Alberto! ¡Y que reine por muchos años!
(Y, por si no lo sabíais, el Príncipe Alberto es gay.)

el que es como yo

Dios entregó a San Miguel Arcángel el más privilegiado de los nombres: "El que es como yo".
Dios entregó a San Miguel Arcángel el más despiadado de los destinos: "Mata al más amado de mis ángeles".
Y San Miguel susurró entre lágrimas al oído de Dios palabras de piedra: ¿Cómo puedo matar a quien es como yo?