Tuesday, July 12, 2005

Heterosexual

Vestuarios masculinos del polideportivo. Recién salido del gimnasio. Estoy sudado, rojo, endorfinado por una buena sesión de dos horas de pesas. Los músculos, endurecidos. Me desnudo y paso a las duchas. Estoy tranquilo porque estoy solo. Noto cómo el chorro de agua caliente relaja todo mi cuerpo como un bálsamo La tranquilidad se termina porque todo el equipo de atletismo llega en tropel. Son ocho tíos heterosexuales sudados, rojos, endorfinados y endurecidos por dos horas de carreras. Hacen cola ante las duchas. Son amigos y bromean entre ellos. Se tocan el culo y se ríen a carcajadas. Es la fantasía sexual gay hecha realidad. Yo tengo que cerrar los ojos y pensar en mi madre, para que mi fantasía no se haga notoria en mi único músculo no endurecido.

De repente abro los ojos y veo al tío heterosexual, sudado, rojo, endorfinado y endurecido que tengo enfrente, mirar mi polla. El levanta la vista y se da cuenta de que le he pillado mirando donde no debía. Al pobre chaval se le muda la cara en espanto. Está muy avergonzado. Él sabe que yo sé que esta avergonzado, lo que le hace sentir más violento Se ducha sin mirar a ninguno de sus amigos, sin dirigirles una palabra, mientras ellos siguen riendo y bromeando. Tiene los ojos fijos en sus pies.

Salimos de la ducha casi a la vez, nos secamos, nos vestimos. A salida veo que le está esperando su novia con el pelo mojado y la mirada limpia. Él le besa los labios.

Me hubiese gustado haberle dicho algo a ese chico. Decirle que no tenía por que avergonzarse. Que el deseo es libre y que es inútil encarcelar los pensamientos. Quería decirle que no es sucio, ni es malo. Menos mal que no dije nada porque hubiese dado una hostia, seguro. Me gusta pensar que aquella noche algo de mí brilló en la cabeza de ese adonis mientras le hacía el amor a su novia tras las lunas tintadas de su Seat Ibiza. Es mi fantasía sexual. Pondría la mano en el fuego que ese guapo desconocido la comparte conmigo. Nunca lo sabré. El miedo y la vergüenza es un muro tan fuerte como el deseo.